jueves, 25 de diciembre de 2014

"Desayuna como un rey..."

La RAE define desayunar como el alimento ligero que se toma por la mañana antes que ningún otro, algo que al parecer hoy en día distorsiona con la realidad que viven cada vez más niños. Y es que, según concluyó hace poco menos de dos semanas el presidente de Unicef España, el número de pequeños españoles que no pueden desayunar no deja de crecer. Y por desgracia, este dato no es achacable a la falta de coordinación de las familias ni mucho menos un problema de puntualidad, sino más bien un problema de recurso. El dato es alarmante, ni más ni menos que uno de cada cuatro menores son los que viven por debajo del umbral de pobreza.
Así pues, Carlos Angulo (que así se llama el presidente), alarmó en la tercera jornada del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap), celebrado en Valencia, lo que a su juicio ha denominado como preocupante, sobre todo cuando se comparan dichos datos con otros colectivos. Ésto no es ni más ni menos que otra excepción que confirma la regla, nuevamente se alzan los menores como el colectivo más pobre de la población, dato bastante significativo si se comparar con otros colectivos como la tercera edad, con los cuales se han llegado a alcanzar niveles inferiores.
"estos datos son aún más preocupantes cuando se comparan con otros colectivos, porque demuestran que los niños son significativamente más pobres que el resto, incluso 10 puntos por debajo del colectivo de mayores de 65 años" Carlos Angulo
Llegados a este punto la pregunta es bastante obvia... ¿y qué puede hacer España para evitarlo? La pregunta no tiene fácil solución pero seguramente arreglar los problemas de financiación y de eficacia puedan solventarlo en mayor o menor medida; esto se debe a que la inversión española española en protección social de la infancia y las familias supone un 1,4% del PIB, frente al 2,2% de media en Europa. Siendo además el segundo país menos eficaz, sólo por detrás de Grecia. 
Quizás una de las mejores salidas a este problema sería confirmar el inminente y "urgente" Pacto de Estado por la Infancia, poniendo fin a un caso que entre otras medidas está afectando a la salud de un gran número de niños en un sentido muy amplio. Por desgracia, una vez más nos encontramos ante un caso difícil, de los que no le bastan un héroe local para solucinar estos problemas, sino que más bien la solución reside en la cabeza de todos los que luchan por erradicarlo, pero... ¿y qué puedes hacer tú para arreglarlo?. Click aquí